miércoles, 30 de septiembre de 2009

El edificio de SALUD

Hace poco me tocó ir al Rawson y volví a experimentar esa percepción multisensorial que invade a cada persona que visita esos espacios.
Ingresando por cualquiera de sus dos entradas, su aspecto es desolador.
La entrada a la que llamaremos A, en la esquina de Carrillo y Amancio Alcorta es una pasarela de mas de 100 metros con tapias temporales de madera terciada venida a menos. Al costado izquierdo se ven jardines que alguna vez fueron consuelo para internados, ahora solo dan aspecto de baldio y a olor a gato.
La entrada en consecuencia B, se halla en la esquina de Perdriel y Amancio Alcorta. Por alli la entrada al servicio de reconocimientos médicos es mas cercana. Eso si, hay que subir una barranca o una escalera con mas de 20 escalones.

La recepción: Una puerta que se abre sola con el viento y que cierran cuando esta la sala sobresaturada de gente. Un guardia de seguridad a veces da números.
Mesa de entradas: Los administrativos, detras de una ventanilla recibien los emos. Hay una cola de gente que se trasnforma en un espiral humano, sin sillas, sin ventilación.
(Y no me atrevo a visitar el baño)
La mesa de entradas para licencias especiales esta al fondo del segundo pasillo, la gente con muletas, silla de ruedas y acompañantes debe hacer la cola en un estrecho pasillo que además es lugar de circulación. Cabe destacar que aquí tampoco hay sillas.

La sala de espera: Una vez que te reciben el memo, estacionas en la sala de espera. Hay sillas pero llegando a las 10 de la mañana las capacidades estan agotadas.
Ventanas que no cierran o que no abren, vidrios rotos, falta de básico aspecto pulcro de hospital.

Consultorios: Escritorio con un médico. Ellos se traen las estufas en invierno porque si no se congelan. No cuentan con las comodidades básicas para trabajar dignamente.